lunes, 15 de junio de 2009

La tortuga y la liebre…

… no, no se trata de la fábula de Esopo. Se trata de una reflexión que me ha sacado muchas lágrimas pero que agradezco infinitamente que haya ocurrido pues me permitirá corregir el rumbo.

Resulta que me dí cuenta que los días con mi adorada hija se me pasaban en un eterno pugilato porque ella hiciera las cosas como y cuando yo quería. Tenía un pastel en la cabeza en cuando a crear hábitos y girar más órdenes que un general. Y lo más triste de todo era que mi sueño dorado, ser mamá y poder estar con mi hija se me estaba convirtiendo en mi peor pesadilla… te podrás imaginar la culpa, no?

Total que el otro día me cayó la locha pues… yo soy una liebre y mi hija es una tortuga. Cuál de los dos animales es mejor, o más bonito, o más valioso… los dos por igual, verdad? Simplemente que viven la vida con distintos ritmos! Y es que me di cuenta que yo vivo como a 100 Km. por hora y que Alejandra no tiene ningún apuro. Se da su tiempo para adaptarse e integrarse a las actividades, ambientes y personas, es introvertida, observadora… nada es más importante que lo que está sucediendo en ese preciso instante.

Esta “revelación” ocurrió mientras estábamos en un evento que se llamaba “toca un camión” en el que había camiones de todo tipo (grúas, jeeps, camiones de bombero, camiones de volteo, camiones de transporte…) y también un colchón saltarín… resulta que después de pasar rápidamente por cada camión a Ale le tomó como 10 minutos decidir meterse en el colchón saltarín y como íbamos “tarde”, hubo que sacarla antes que empezara a disfrutar… entonces la eterna historia: lloro, no quiero caminar, cárgame, yo quiero brincaaaaaaaaaaar…
Qué importaba ver bien 2 camiones y que ella pudiera disfrutar de brincar? Cuatro letras: N-A-D-A. Todos hubiésemos disfrutado mucho más.

Sé que es imposible llevar este ritmo en todas las ocasiones porque en la vida real el tiempo apremia, es un recurso escaso; pero tengo unas cuantas invitaciones:
1. A que nos demos cuenta de si estamos permitiendo que nuestros hijos vivan a su propio ritmo o si los estamos atropellando.
2. A que la próxima vez que sintamos la urgencia de apurarnos nos detengamos por unos instantes a pensar… realmente importa si me retraso 30 minutos o dejo de hacer algo de la agenda?
3. A aprender a disfrutar el presente
4. A reflexionar sobre si somos tortugas disfrazadas de liebres
5. A aprender a ser consecuentes con nuestra naturaleza

En la medida que respetemos la naturaleza de nuestros hijos estamos enviando un mensaje de respeto y seguridad, y estamos creando un espacio de tolerancia para aquellos momentos en los que hay que acelerar el paso. De esta forma hay muchos menos roces, la relación no sufre y se genera un vínculo de confianza y certeza; tu hijo aprende que puede contar contigo,y es muy probable que aprenda a ser flexible y comprenda que si bien su necesidad es importante, hay veces que no se puede...

Buena suerte y hasta la próxima,

miércoles, 3 de junio de 2009

Tú eres un bueno o responsable?

En esta era en la que los padres estamos prestando más atención (por no decir demasiada) a cómo es eso de ser un buen padre, leemos libros, acudimos a profesionales, buscamos por internet, preguntamos a los amigos y terminamos más confundidos de lo que estábamos al principio.


No estoy diciendo que educarse y buscar información tenga nada de malo. Me refiero a que si no prestas atención a tu intuición, a tu estómago, no vas a poder decidir con qué información quedarte. SIEMPRE alguien te va a dar una nueva idea de lo que significa ser un buen padre y casi siempre tendrán que ver con el HACER más que con el SER…


Ser un "buen padre" típicamente es visto como aquél que está pendiente de todas las cosas de sus hijos, le recuerdan en todo momento lo que debe hacer (qué sería de ellos sin mí…), sienten que los “fracasos” o “errores” de sus hijos son muestra de su competencia como padre, tratan por todos los medios de evitarle el sufrimiento a sus hijos, por mencionar algunas características.


Este estilo fomenta la dependencia pues evita que los hijos vivan ciertas experiencias que son necesarias para su desarrollo como personas responsables. Por ejemplo: si dejas a tu hijo en el colegio y al regresar a casa notas que dejó su cuaderno un “buen padre” saldría corriendo para llevárselo, pero… qué le estaríamos enseñando realmente? Que no importa lo despistado que sea, mi mamá/papá me va a resolver el problema.


Ahora imagina que cuando ves el cuaderno en casa, en lugar de salir corriendo, te dices “Qué es lo peor que puede pasar: Que la maestra mande una nota o que le dé un sermón? Qué podría aprender mi hijo de esta experiencia? Definitivamente va a aprender a estar más pendiente de sus cosas.”



Volvemos nuevamente a las consecuencias naturales. Siempre y cuando la integridad física y/o emocional de tu hijo no esté en peligro, debemos respirar profundo ante la tentación de resolverle o evitarle los problemas. Esto no significa que lo vas a abandonar sino que hay sutiles diferencias entre ser Superman y ser un guía y un apoyo.


Para aclarar un poco estas diferencias comparto con Uds. esta lista que obtuve de un sitio web www.masalto.com que tiene información bien valiosa:


Diferencias entre el Buen Padre y el Padre Responsable

Creencia del Buen Padre / Creencia del Padre responsable

Debo controlar / Creo que el niño puede tomar decisiones

Tengo todo el derecho / Creo en el respeto mutuo

Estas obligado conmigo / Sé ser humano

Tengo que ser perfecto / Sé que soy imperfecto



Comportamiento del Buen Padre / Comportamiento del Padre

Responsable Exijo obediencia / Permito que el niño elija de entre varias alternativas

Premio y doy castigos / Estimulo el respeto mutuo

Trato de ganar / Evito que el niño se sienta culpable

Me preocupa ser justo / Fijo normas realistas

Doy, pero con condiciones / Enfoco las virtudes

Exijo perfección de todos / No me preocupa guardar mi imagen

Encuentro errores / Soy tolerante

Me preocupa mucho el qué dirán / Me preocupa el desarrollo del niño



Resultados en el hijo de un Buen Padre

* Se vuelve rebelde. * Siente que debe ganar. * Esconde sus verdaderos deseos. * Se siente ansioso. * Busca vengarse. * Siente que la vida es injusta. * Miente. * Desconfía de los demás. * Se siente explotado. * Explota a los demás. * Cree que nunca es suficientemente bueno. * Se vuelve perfeccionista. * Le preocupa la opinión de los demás.



Resultados en el hijo de un Padre Responsable

* Tiene confianza en sí mismo. * Contribuye. * Resuelve problemas. * Se vuelve ingenioso. * Respeta a los demás y a sí mismo. * Tiene elevado sentimiento social. * Confía en los demás. * Ve sus errores como retos para seguir tratando de triunfar. * Tiene el valor de probar nuevas experiencias. * Es tolerante con los demás.





Elige entonces que padre quieres ser y qué hijo quieres tener...



Buena suerte y hasta la próxima!