“Si yo volviera a ser niño” es el nombre de uno de los libros más hermosos que he leído. Su autor es Janusz Korczak. Trata de la historia de un hombre que deseó con toda su alma volver a la infancia. El truco está en que regresa, pero su mente sigue siendo adulta… y créanme, que la historia es bien dura y aleccionadora.
… y eso me recuerda algo que me dijo Elí en el último programa: ser hijo no es nada fácil.
… y eso me lleva a recordar el consejo que me dio mi suegrita, Cecilia, mucho antes de yo ser mamá. Ceci dice que para criar a los hijos, comprenderlos y mantener una buena comunicación lo que hay que hacer es tratar de acordarse cómo pensaba uno cuando tenía esa edad y razonar desde ahí.
Has tratado en algún momento de recordar las partes no tan idílicas de la infancia?
- TODO el mundo te da órdenes y te dice qué hacer (mamá, papá, abuelos, hermanos, maestros, la vecina…) y a veces son órdenes confusas y/o contradictorias!
- NADIE te comprende y tú tampoco comprendes el por qué de tantas cosas (Cómo es que yo quiero jugar AHORA y no puedo? Por qué no puedo quedarme despierto HASTA LA HORA QUE QUIERA? Por qué no puedo ir sin suéter si YO NO TENGO FRÍO? Qué es eso de LA SEMANA QUE VIENE? Qué significa AHORA NO PUEDO COMPRARTE ESO?)
- TIENES que pedir ayuda constantemente porque no alcanzas, no tienes fuerza, no sabes cómo se hace, te la pasas cayéndote…
- NO QUIERES IR AL COLEGIO… y punto!
- No tienes ni idea de cómo expresar o canalizar algo que sientes (miedo, vergüenza, tristeza, rabia) y no sabes cómo TERMINAS “PORTÁNDOTE MAL”… y todo sale peor.
- NO ENTIENDES cómo te descubrieron la mentira…
La idea de esta enumeración no es mostrar una perspectiva pesimista de la infancia… jamás. Su propósito es que no subestimemos los “rollos infantiles”, que recordemos que ser niño tampoco es fácil, pues estás "a merced de fuerzas externas, internas y extrañas" la mayor parte del tiempo.
Como padres siempre, antes de dar un sermón, instrucción o felicitación, debemos tratar de pensar por qué nuestros hijos están actuando de determinada manera. Pero no desde la perspectiva adulta, sino la del niño. Desde allí nos haremos entender mejor, comprenderemos mejor y seremos más efectivos.
Un ejemplo sencillo, quién no ha oído el NO ME AYUDES o YO LO HAGO SOLO. Da mucha ternura y a veces risa (y algunas veces no mucha risa por los desastres que ocasionan tales iniciativas) ver a los niños abotonarse el suéter saltándose un botón, ponerse la franela al revés, escribir una palabra comiéndose una letra, casi tumbar la pecera porque hay que bañar al pececito…
Y cuántas veces en lugar de sonreír, premiar el esfuerzo (y la creatividad) y aceptar los errores como parte del proceso, APURAS, CORRIGES, SOBRE ESTIMAS las consecuencias… todo eso desgasta tu influencia sobre tu hijo, tu relación con él y tu tolerancia.
ESCOGE TUS BATALLAS. Guarda tu energía para aquellas cosas realmente importantes, que tengan un impacto a corto y/o mediano plazo, o que afecten a terceros.
EXPLICA, EXPLICA, EXPLICA. El formato "Si...entonces..." es el mejor. TEN PACIENCIA que algún día entenderá, completará la frase solito, e incluso te soltará unas de su propia elaboración.
Qué crees que pasaría si no apuraras tanto, si no corrigieses tanto y todo, si te detuvieses por un segundo a sopesar las consecuencias de ese “error”? Qué es más importante, el orgullo que siente tu hijo de haberse puesto el suéter solito o que se lo ponga “BIEN”? Qué pasa si sale con el suéter medio torcido? Te apuesto que más de uno sonreirá… y el que no sienta ternura “que Dios se apiade de su alma".
Así que, parafraseando a Cecilia, NUNCA DEJES DE PONERTE LOS ZAPATOS CHIQUITOS.
Buena suerte!
jueves, 26 de febrero de 2009
jueves, 12 de febrero de 2009
Y para qué equipo juegas tú?
Alguna vez te ha pasado que le acabas de decir a tu hijo que no puede ver televisión porque ya ha visto suficiente y al rato pasa tu pareja (cuando no, un abuelo) con un DVD en la mano para prender la televisión? Qué tal acabar de decir que las 6 de la tarde no es hora para comer chocolate y encontrártelos a los dos diez minutos más tarde relamiéndose con unas oreo dark?
Ahí es cuando se le sale a uno el humo por los oídos… no solamente por el asunto de ser desobedecido sino ignorado o contradicho. Y es que los muy astutos (los hijos, por supuesto) son como el agua, cuando se les cierra una rendija, encuentran otra por dónde salir. Tan pronto le dices no por un lado buscan quién les va a decir que sí, y tratan todas las artimañas; desde el por favor infinitas veces, llorar, gritar, y pare Ud. de contar. Si a esto le sumas que los adultos de la casa no manejan las mismas reglas o criterios, los resultados son catastróficos: se pierde autoridad, quedas como el malo de la película, y lo más importante, el niño queda sumido en un mar de inconsistencias. La inconsistencia genera inseguridad. Además, el niño aprende a desobedecer, y no aprende autocontrol ni honestidad, valores fundamentales para un ser humano.
No se trata de que tú solo pongas (o impongas) las reglas, se trata de, como dice la Supernanny, Jo Frost, estar todos en la misma página; o de cómo decimos nosotros, “jugar para el mismo equipo”. Para esto ella sugiere una técnica que me parece genial. Yo la “tropicalicé” un poco, le añadí de mi propia experiencia y me ha dado buenos resultados. Si lo planificas bien, no toma más de una hora y los beneficios son INCREIBLES. Aquí va, y buena suerte!
Paso 1: Identificar problemas de comunicación y limar asperezas.
Los tropiezos en la crianza de los hijos pueden deberse a múltiples razones y no una única (“Mi pareja no hace nada”). Puede ser que hay un desbalance de actividades, pero puede ser también que no tenga ni la menor idea qué hacer y antes de “poner la torta” prefiera retirarse. Así que para ayudar a ver qué es lo que está sucediendo, una vez que los niños estén durmiendo, siéntense con un café, té o cualquier otra bebida de su agrado (no hagas este ejercicio después de un “ventarrón”… aprovecha mejor un momento agradable) y haz lo siguiente: Menciona hasta 3 cosas que te gusta cómo tu pareja ejerce su rol de padre/madre y 3 cosas que te gustaría que cambiaran. SE ESPECIFICO. Si hablar resulta difícil o incómodo, escriban.
Por ejemplo: Me encanta cómo haces reír a los niños, me gusta cuando les haces el desayuno, me gusta cuando le lees cuentos. Quisiera que no fueras tan regañón, me gustaría que antes de dar un permiso chequees conmigo, no me gusta que me contradigas frente a los niños (me lo puedes decir aparte).
Paso 2: Identificar los problemas específicos de crianza.
Traten de identificar cuáles son los problemas de crianza que están confrontando. Se trata de hábitos? De disciplina? De respeto? Alguno tiene alguna idea de cómo resolverlo? (ESCUCHA, podrías quedar gratamente sorprendido/a). Pónganse de acuerdo en algunas reglas básicas (no más de 5, no traten de cambiar el mundo de una sola vez) y escríbanlas. Eviten las prohibiciones; procuren decir como si quieren que se hagan las cosas.
Por ejemplo:
1. Hablar en tono de voz bajo, y decir por favor y gracias.
2. Cumplir con la lista de tareas de la casa
3. La hora de acostarse a dormir es las 8:30 p.m.
Paso 3: Balancear
Un buen ejercicio complementario es que cada quien escriba una lista de las cosas de las que es responsable en el hogar. Si las listas parecen desiguales, es hora de redistribuir. Incluye a los niños al asignar responsabilidades, nunca es demasiado temprano para empezar a hacerlos copartícipes de la rutina de la casa, así sea de la tarea más simple (ayudar a mami a echar el detergente en la lavadora, cerrar la puerta de la secadora).
Paso 4: Comunicar y poner en práctica.
Durante un momento agradable hagan sus anuncios. Comenten como equipo a sus hijos (y otros miembros de la familia) las nuevas “reglas” y las nuevas responsabilidades. Hagan un afiche y pónganlo en un lugar visible (los hijos pueden participar en la confección del mismo e incluso pueden añadir alguna regla). Pero no te engañes, no creas que ya la magia está hecha. Recuerda que la repetición, la constancia, LA PACIENCIA y el elogio, son las claves para que todo funcione. No se limiten a señalar cuándo alguien está rompiendo el acuerdo. Si alguien está haciendo algo de acuerdo a las reglas (incluyendo los padres) háganlo público y notorio, con un agradecimiento o un premio especial.
Fuente:
http://www.supernanny.com/Advice/-/Supernanny-techniques/-/Routine-and-teamwork/The-same-page-technique.aspx
Ahí es cuando se le sale a uno el humo por los oídos… no solamente por el asunto de ser desobedecido sino ignorado o contradicho. Y es que los muy astutos (los hijos, por supuesto) son como el agua, cuando se les cierra una rendija, encuentran otra por dónde salir. Tan pronto le dices no por un lado buscan quién les va a decir que sí, y tratan todas las artimañas; desde el por favor infinitas veces, llorar, gritar, y pare Ud. de contar. Si a esto le sumas que los adultos de la casa no manejan las mismas reglas o criterios, los resultados son catastróficos: se pierde autoridad, quedas como el malo de la película, y lo más importante, el niño queda sumido en un mar de inconsistencias. La inconsistencia genera inseguridad. Además, el niño aprende a desobedecer, y no aprende autocontrol ni honestidad, valores fundamentales para un ser humano.
No se trata de que tú solo pongas (o impongas) las reglas, se trata de, como dice la Supernanny, Jo Frost, estar todos en la misma página; o de cómo decimos nosotros, “jugar para el mismo equipo”. Para esto ella sugiere una técnica que me parece genial. Yo la “tropicalicé” un poco, le añadí de mi propia experiencia y me ha dado buenos resultados. Si lo planificas bien, no toma más de una hora y los beneficios son INCREIBLES. Aquí va, y buena suerte!
Paso 1: Identificar problemas de comunicación y limar asperezas.
Los tropiezos en la crianza de los hijos pueden deberse a múltiples razones y no una única (“Mi pareja no hace nada”). Puede ser que hay un desbalance de actividades, pero puede ser también que no tenga ni la menor idea qué hacer y antes de “poner la torta” prefiera retirarse. Así que para ayudar a ver qué es lo que está sucediendo, una vez que los niños estén durmiendo, siéntense con un café, té o cualquier otra bebida de su agrado (no hagas este ejercicio después de un “ventarrón”… aprovecha mejor un momento agradable) y haz lo siguiente: Menciona hasta 3 cosas que te gusta cómo tu pareja ejerce su rol de padre/madre y 3 cosas que te gustaría que cambiaran. SE ESPECIFICO. Si hablar resulta difícil o incómodo, escriban.
Por ejemplo: Me encanta cómo haces reír a los niños, me gusta cuando les haces el desayuno, me gusta cuando le lees cuentos. Quisiera que no fueras tan regañón, me gustaría que antes de dar un permiso chequees conmigo, no me gusta que me contradigas frente a los niños (me lo puedes decir aparte).
Paso 2: Identificar los problemas específicos de crianza.
Traten de identificar cuáles son los problemas de crianza que están confrontando. Se trata de hábitos? De disciplina? De respeto? Alguno tiene alguna idea de cómo resolverlo? (ESCUCHA, podrías quedar gratamente sorprendido/a). Pónganse de acuerdo en algunas reglas básicas (no más de 5, no traten de cambiar el mundo de una sola vez) y escríbanlas. Eviten las prohibiciones; procuren decir como si quieren que se hagan las cosas.
Por ejemplo:
1. Hablar en tono de voz bajo, y decir por favor y gracias.
2. Cumplir con la lista de tareas de la casa
3. La hora de acostarse a dormir es las 8:30 p.m.
Paso 3: Balancear
Un buen ejercicio complementario es que cada quien escriba una lista de las cosas de las que es responsable en el hogar. Si las listas parecen desiguales, es hora de redistribuir. Incluye a los niños al asignar responsabilidades, nunca es demasiado temprano para empezar a hacerlos copartícipes de la rutina de la casa, así sea de la tarea más simple (ayudar a mami a echar el detergente en la lavadora, cerrar la puerta de la secadora).
Paso 4: Comunicar y poner en práctica.
Durante un momento agradable hagan sus anuncios. Comenten como equipo a sus hijos (y otros miembros de la familia) las nuevas “reglas” y las nuevas responsabilidades. Hagan un afiche y pónganlo en un lugar visible (los hijos pueden participar en la confección del mismo e incluso pueden añadir alguna regla). Pero no te engañes, no creas que ya la magia está hecha. Recuerda que la repetición, la constancia, LA PACIENCIA y el elogio, son las claves para que todo funcione. No se limiten a señalar cuándo alguien está rompiendo el acuerdo. Si alguien está haciendo algo de acuerdo a las reglas (incluyendo los padres) háganlo público y notorio, con un agradecimiento o un premio especial.
Fuente:
http://www.supernanny.com/Advice/-/Supernanny-techniques/-/Routine-and-teamwork/The-same-page-technique.aspx
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